¡Muy buenas emprendedores! En el episodio de hoy vamos a hablar sobre dinero. En concreto, analizaremos si para lanzar un proyecto es mejor la financiación propia (nuestro dinero) o la financiación ajena (pedir dinero). Veremos las ventajas y desventajas de ambas opciones.
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Por qué podríamos necesitar financiación
Lo primero, no todo el mundo ni todos los proyectos necesitan financiación. Fundamentalmente, podríamos necesitar financiación para 2 cosas:
- Poder dejar un trabajo y ponernos un sueldo en un proyecto que aún no factura nada. Esto es necesario para aquellos emprendedores que quieren trabajar full-time en su proyecto, básicamente porque necesitarán un sueldo para poder vivir.
- Realizar una inversión inicial para el proyecto: comprar un local, comprar una máquina, pagar a un programador, etc.
Vamos a ver las dos formas que existen de financiarnos.
Financiación propia
La financiación propia consiste en financiar el proyecto con nuestro dinero. Podemos hacerlo a través de un sueldo (si seguimos trabajando en una empresa), a través de lo que ganemos con otro negocio o con nuestros ahorros.
Sea como fuere, esta es una buena forma de empezar un proyecto, ya que es la que menos riesgo tiene (el riesgo queda limitado a nuestro aporte).
Esta es la forma que le suelo recomendar a todos los emprendedores, ya que al no tener deudas, nos podemos centrar en desarrollar el proyecto en base a nuestras posibilidades reales, y en caso de que el proyecto salga mal, no hay consecuencias más allá de no recuperar el dinero invertido.
Si puedes, financia tú tu proyecto. Por poner un ejemplo, esto es lo que hicimos nosotros en Yo te formo. Yo tenía un empleo, con cuyo sueldo pagábamos los costes de la academia y nuestros costes personales. Al principio tuvimos que hacer varias pequeñas inversiones (en una plataforma online, en comprar una cámara, en publicidad, etc), y aunque era poco dinero, financiarte implica pensar bien cada paso que das, ir un poco más despacio y gastar sólo lo que realmente tienes que gastar.
Financiación ajena
En caso de que no podamos financiar nosotros el proyecto, ya sea porque no tenemos ingresos, porque no tenemos ahorros, o porque la inversión inicial es demasiado alta para nuestra economía, podríamos necesitar que alguien nos financie. Para ello, podríamos recurrir a diferentes fuentes de financiación:
- Familia y amigos
- Un banco (préstamo, es decir, deuda)
- Un socio
Mucho ojo con la financiación ajena. Contra más compliquéis las cosas en vuestro negocio, peor. Os voy a decir una frase que quiero que se os quede grabada para siempre:
La deuda es para los ricos.
La gente que puede pedir deuda para realizar proyectos o inversiones (esto se llama apalancarse, es decir, invertir con el dinero de otros), normalmente es la gente que ya tiene dinero. Si tienes un millón de euros en el banco, y pides 20.000€ prestados, sobre todo tu capital tu deuda representa un porcentaje muy pequeño. Sin embargo, si tenemos 2.000€ en el banco y pedimos los mismos 20.000€, la deuda representa 10 veces nuestro capital. Y esto es un problema, ya que si el proyecto no funciona, podríamos entrar en una espiral muy desagradable de tener que pagar deudas durante varios años.
Si necesitáis financiación ajena, yo intentaría ir por una de las siguientes dos vías:
- Si tu familia tiene mucho dinero, y la posible pérdida del dinero que te presten no les va a ocasionar problemas económicos, es mejor que te preste el dinero alguien conocido que un banco. Es decir, si tu familia tiene 300.000€ en el banco, y le pides 10.000€ para empezar tu proyecto, en caso de que no te funcione y no puedas devolver el dinero (que esperemos no ocurra), no vas a ocasionar un percance económico a nadie. Eso sí, deja las cosas claras antes de hacer nada, y haz saber a quien te preste el dinero los posibles riesgos de prestártelo.
- Si no es el caso, la opción más viable es buscar un socio capitalista. Esto consiste en que alguien entra a la empresa a poner el dinero, y se queda con un porcentaje de los beneficios. Esa persona no tendrá un sueldo, ya que es socio, sino que a final de año, por ejemplo, sobre todo el beneficio que haya recaudado la empresa, se quedará con una porción (la que acordéis). De esta forma, tú podrías ser el socio trabajador, y la otra persona el socio capitalista. La forma más sencilla de hacer esto es montando una sociedad, ya que queda todo bien registrado.
Espero que te haya gustado este capítulo del podcast, y si es así, no olvides darle me gusta, suscribirte al podcast, compartirlo, y por supuesto, pasarte por La Emprescuela en www.laemprescuela.com. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
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